El primer viaje de esta absurda aventura. (Versión para móviles)

- Bymac, señor. ¿A donde vamos? - Me preguntó Carlitos por la megafonía.

Ya llevábamos más o menos tres horas volando con la torre por ahí pero aun no sabíamos a donde ir. Carlitos iba en el timón de la azotea pilotándola y yo estaba sentado en mi trono, ocupado haciendo cosas malvadas (debía destruir los campos de sembrado de los pueblerinos del videojuego al que estaba jugando).

- No se... ¿Qué posibilidades tenemos? - Dije yo, indeciso, y más pendiente de prender fuego a campos de trigo virtuales.

- ¡Oh! ¿Podemos ir a la región de Pelo? - Intervino entonces el Fantasma.

Puse la partida en pausa y la miré. Noté que Carlitos también la estaba mirando. Me aventuré a preguntar una cosa.

- ¿La región de Pelo? ¿Qué es eso? ¿Un sitio cuyas gentes tienen las mejores melenas de toda Sardinia?

- Sí. Justo eso. - Me dijo el Fantasma sorprendida de que hubiese acertado. La verdad, yo también lo estaba. - Ji ji ji.

- ¿Y hay alguna cosa malvada que hacer allí?

- Según la sardipedia - Empezó el fantasma mirando el ordenador que había en el cuarto. - Hay un objeto sagrado que hace que aquel que lo recoja obtenga el mejor pelazo que el mundo haya tenido la suerte de ver a cambio de que todos los habitantes de la región de queden calvos.

- Oh. Vaya. Suena bastante bien, la verdad. - Definitivamente, era la mejor propuesta que había tenido desde que secuestré a aquel bebé. - ¿Tenemos espacio para ese objeto en el armario de los objetos sagrados?

El Fantasma se apresuró a materializarse allí para comprobarlo. Y en vez de abrirlo como una persona normal hubiera hecho optó por meter la cabeza dentro.

- ¡Parece que si! - Me gritó su cara desde dentro del armario. - Aun tenemos hueco para varios objetos sagrados más, cariño.

- Genial. - Cogí el walkie talkie que daba a la megafonía de la torre. - ¡Carlitos. Pon rumbo a la región de Pelo. Tenemos una misión!

- ¿Y eso donde está? - Preguntó él.

- Dile que vaya en dirección al norte y que cuando ve una montaña con forma de tupé que vaya para allá. - Dijo el Fantasma.

- ¿Lo has oído? - Le pregunté yo.

- No. - Dijo él.

- Tú ve hacia el norte y después te digo. - Le dije con cara de fastidio.

Y dicho esto empezó nuestra aventura para robar el objeto sagrado que me daría un pelazo espectacular. Me dispuse a continuar arrasando cosechas cuando me di cuenta de una cosa.

- Fantasma... ¿Me has llamado cariño? - Dije con un pequeño tono amenazante en mi voz.

- Ji ji ji. - Se rio ella.

Mientras todo esto ocurría, Satsky estaba durmiendo en la tienda de las pócimas. El viejo le había habilitado una cama y le había dicho que por la mañana, cuando supieran a donde se dirigía el malvado Bymac (o sea, yo) la mandaría con uno de los portales.

Se despertó a media mañana completamente despeinada y con la misma cara que hubiera puesto si un oso panda le hubiera estado pegando toda la noche. Lo normal. Se preguntó por que no había sonado la alarma del móvil que había puesto. Fue a coger su mochila ya que lo dejó encima de esta y cuando apoyó el primer pie en el suelo una mano rasposa y huesuda le agarró el tobillo. Naturalmente, Satsky pegó tal chillido que pudo haber roto siete ventanas blindadas.

Dio varias patadas a aquella mano que acabó soltándola. Después saltó hacia la mochila, la abrió y sacó su navaja que no serviría para cortar ni un pedazo de pan. Estaba tirada en el suelo con la navaja apuntando a la cama mientras veía como un ser huesudo y sin apenas carne salía reptando de debajo de esta. Aquella extraña criatura sin apenas carne parecía llevar únicamente unos calzones de sumo de vestimenta y un bastón. Satsky trató de ver su rostro pero la contraluz de la ventana se lo impedía. Fue entonces cuando la criatura abrió la boca y emitió un sonido carrasposo.

- Jo, jo, jo. Lo sabía. - la señaló con uno de sus fríos dedos. - Puede que seas lista, pero si no tienes los suficientes reflejos ni la suficiente valentía no durarás nada por ahí.

Fue entonces cuando reconoció al viejo. Estaba vestido igual que el día anterior, cuando salió de la cascada.

- ¿Cuánto tiempo llevas ahí abajo? - Le preguntó Satsky aun con el susto en el cuerpo.

- Dos horas. - Respondió el viejo sin inmutarse.

- ¡¿Y cómo has conseguido entrar?! - Ella recordaba que la noche anterior había echado el pestillo a la puerta. Y si lo forzaba lo hubiera oído.

- Tengo una llave extra. - Dijo mientras enseñaba el llavero que tenía su bastón colgando de un agujero de este. - Además soy bastante sigiloso. Pero no es momento de hablar de eso. Vístete rápido, tenemos cosas que hacer.

Y dicho esto el viejo salió del cuarto cerrando la puerta con fuerza.

Mientras se vestía, Satsky se estuvo planteando si de verdad se había topado con un viejo pervertido. Eso podría llegar a ser un problema. Sin embargo, ahora tenía que ir con él rápido. Parecía que tenía una misión para ella. Y siendo sinceros ella tenía ganas de irse de aventuras ya.

Salió del cuarto y fue a donde se suponía que estaba el viejo. Este se encontraba en un cuarto amplio en el que no había entrado hasta ahora. Estaba dibujando una estrella de seis puntas rodeada de un circulo similar a la que hizo Carlitos (ella aun no sabía que se llama así). El viejo se levantó cuando terminó.

- Necesito que te pongas aquí en medio... - Dijo más para si mismo que para Satsky. - No te quedas nada por ahí, ¿verdad?

- Espera, espera. ¿Qué es lo que estamos haciendo?

Él levantó la mirada molesto y le habló a la cara bastante más serio de lo que había estado durante toda la estancia de Satsky.

- El Malvado Bymac está dirigiéndose hacia la región de Pelo. No se por qué aun, pero seguro que es para algo malvado. Tu misión será ir allí con este portal y frenar lo que sea que vaya a hacer.

A ella se le iluminó la cara. Eso era precisamente lo que llevaba queriendo hacer toda su vida.

- Entonces cuenta conmigo.

- Bien. Empecemos entonces.

El viejo se alejó de donde estaba ella y empezó a decir unas palabras extrañas. El portal se empezó a iluminar y todo alrededor de Satsky también. Pronto sintió como si se estuviera cayendo por un pozo sin fondo. Caía y caía y no paraba de caer. Satsky por el portal para al malvado Bymac frenar.

Pues esa sensación solo duró dos segundos, pues enseguida sintió como tocaba el suelo. La luz desapareció y pudo ver que era lo que tenía alrededor. Esperó ver caos y destrucción por todas partes pero en cambio lo que vio fue el exterior de una aldea normal y corriente. Era un dia soleado y sin nubes en el cielo. Los pajarillos cantan, los cervatillos juegan alegres por el bosque. Parecía que nada malo iba a ocurrir allí. Pero estaba completamente equivocada.

Se acercó unos pasos a la aldea y oyó un grito que la sobresaltó. Y después otro. Y otro. Y otro más. Gritos por todas partes. ¿Habría llegado en el momento justo de la masacre?

Gran pregunta es esa, pero no toca responderla en este capítulo. Esperad al domingo que viene para saber que ocurre en esta apacible aldea llena de gente gritona. Hasta la próxima semana.





Foto de Hércules de espaldas de regalo.

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