Los misterios de una absurda aventura. (Versión para móviles)

Y por primera vez en lo que llevamos de historia comenzamos en el mismo sitio donde lo dejamos la última vez.

Satsky oyó unos gritos después de dar unos pasos hacia la aldea a la que había llegado. ¿Habría comenzado ya la masacre que la maldición del objeto sagrado que quería conseguir el malvado Bymac? Tal vez. Probablemente.

Los gritos cesaron cuando por fin llegó a la aldea. No se veía nadie por ninguna parte. Parecía, de hecho, una aldea fantasma. Estuvo deambulando por las calles varios minutos hasta que se cansó. Tenía todo lo necesario para ser una aldea normal y, de hecho, parecía que todo había sido usado recientemente. Aun así estaba completamente abandonada.

Satsky, que ya estaba cansada de buscar durante un buen rato, se fue a apoyar en una puerta para descansar. Se apoyó, cerró los ojos para pensar con claridad de donde habían podido venir unos gritos de una aldea abandonada, notó como su espalda se iba curvando para atrás y después cayó de culo al suelo mientras la puerta se habría por su peso. Ella abrió los ojos sobresaltada y soltando alguna que otra maldición. La puerta en la que se había apoyado estaba abierta.

Miró por dentro de la casa y no le pareció ver a nadie. ¿La casa estaba igual de abandonada que el resto del pueblo o es que los vecinos se habían escondido dentro?

- ¿Hola? ¿Hay alguien? - Dijo en voz alta mientras se levantaba del suelo. - ¿Hola?

Tocó varias veces la puerta también, pero nadie respondió. La curiosidad hizo que acabara entrando a investigar aquella casa. Después miraría el resto, a ver si estaban igual.

Estuvo alerta mientras hacía su exploración urbana, pues gritos de antes aun la tenían nerviosa porque seguía sin saber de donde venían. Dentro de la casa había muebles y muchas cosas normales. No se sorprendió mucho hasta ver que en una de las habitaciones solo había un castillo para gatos gigante que ocupada toda la habitación. "¿Qué demonios?" Pensó Satsky. Entró dentro y siguió explorando. Por todas partes de la misma habitación había juguetes de gato y el castillo hacía que andar fuera casi imposible. Se iba tropezando con muchas cosas y cada vez que daba un paso tenía que medir el sitio exacto donde ponerlo porque si no se arriesgaba de romper alguna de aquellas cosas. Después de un buen rato de travesía por la habitación en la cual no había avanzado mucho decidió que no tenía nada más que hacer y se dio la vuelta... La puerta estaba cerrada.

Satsky no recordaba haberla cerrado al entrar allí, por lo que se quedó quieta un momentito mirando al suelo buscando si había algún ruido cercano que debiera alarmarla. En caso de peligro tenía dos opciones. O tratar de defenderse con alguno de los juguetes que había por allí tirados o intentar saltar por la ventana (era una casa de un solo piso, no le pasaría nada). Al final no oyó nada raro así que supuso que la puerta se había cerrado sola o alguna cosa que no tuviera importancia. Se movió hacía allí como pudo. Cuando fue a tocar el picaporte sintió como si algo estuviese encima suya. Intentó ignorar ese pensamiento, abrió la puerta y justo en ese momento sintió como si algo se le tirase encima.

Lo que sea que fuera eso la tiró al suelo e hizo que estuvieran un rato pataleando y peleandose. Sea lo que fuera lo que tenía Satsky encima tenía uñas, y aquello dolía bastante. Llegó un momento en el que se puso encima de su contrincante y consiguió inmovilizarlo con su peso. por suerte para ella, aquella cosa era mucho más pequeña y ligera que ella. Fue entonces cuando pudo ver que era esa criatura tan agresiva. En un principio solo vio un cuerpo rosado y completamente desnudo en miniatura. Tenía cuatro patas y una cola. Y después se fijó en la cara. Esto la estaba mirando.



Un gato calvo. Se había estado pelando con un gato calvo.

- ¿Qué demonios? - Dijo Satsky en voz alta.

El gato la bufó. Y ella ya no sabía que pensar.

- ¿Te podrías quitar de encima, por favor? - Le preguntó el gato con la voz más profunda que había escuchado Satsky en toda su vida. Fue toda una sorpresa que ese gato hablara. Sin embargo, no podía dejarse llevar por eso.

- Si me quito volverás a arañarme, mejor hacemos otra cosa. - Dijo ella.

Cogió al gato por la parte de atrás como hacen las gatas con sus crías y empezó a andar hacia fuera de la casa. En todo el proceso él se revolvía e intentaba soltarse.

- Ahora que estamos más tranquilos quiero que me digas unas cuantas cosas, señor gato.

Él la miró con la cara de cabreo más intensa que había visto nunca.

- Antes exijo que me sueltes. - Dijo él.

- ¡Ah ja ja! No, amigo. Conozco bien a la gente como tú. En cuanto te suelte saldrás a correr, pondrás en marcha algún plan que acabará conmigo enseguida, o vendrás muchos más gatos como tu a por mí. - El gato la miraba sorprendido. - Así que me vas a responder.

- ¿Y si no quiero?

Eso pilló la desprevenida. ¿Qué le iba a decir ahora? La verdad, esa frase no era algo típico. Justo en ese momento estaba saliendo de la casa y cuando terminó de hacerlo vio una pila de agua a unos metros más allá. Satsky puso cara de malicia.

- Tengo entendido que a los gatos no les gusta el agua. ¿Qué tal si te metiera ahí?

El gato miró el agua con una pizca de terror. Y no porque le asustara el agua, sino por lo fría que solía estar por aquella época.

- Vale, vale. Creo que podemos llegar a un acuerdo. - Le dijo el gato con una sonrisa falsa en el rostro. - Yo te respondo y tú no me metes ahí.

A Satsky le pareció un buen trato, por lo que empezó el interrogatorio.

Normalmente saldría entero, pero sería algo demasiado aburrido de contar y leer, así que haré un resumen. El gato le contó que aquella era la región de Pelo (¿como no?) y que aquella aldea llevaba abandonada años, siendo él el único que vivía en ella. Al parecer todos los vecinos se habían ido a la gran ciudad Afro. Allí vivían luciendo sus grandes melenas y sus precioso peinados. La gente como él, que eran calvos, no eran aceptados por la sociedad de allí, por lo que cada vez que alguien se acercaba al pueblo gritaba con un megáfono para que se asustase y huyera. También descubrió que el objeto que buscaba el malvado Bymac estaba en alguna cueva de la montaña Tupé.

En cuanto descubrió todo eso Satsky decidió que sería buena idea ir a la ciudad Afro a ver que había por allí. Y ya averiguaría que hacer después.

Cuando salió del pueblo y empezó su viaje hacia hacia la ciudad el viejo la llamó al telefono. Aquello era un poco extraño ya que no le había dado su número.

- ¿Satsky?- Le dijo él cuando ella descolgó.

- ¿Sí? ¿Qué pasa?

- Tenía que contarte unas cosas que se me olvidó decirte.

- Ajá.

- En primer lugar, cuando estabas en durmiendo me tomé la molestia de hacerle unos ajustes a tu móvil y a tu navaja.

- Ah... Vale.

- El móvil ahora cuenta con un asistente personal con una inteligencia artificial bastante buena. Creada por mí. Creo que te puede servir de ayuda.

- Bien.

- Y a la navaja le he puesto una cosa que permite adaptarse a la manera de luchar de allá donde vayas.

- ¿Voy a tener que luchar contra gente?

- Sí, pero poco. La navaja hará el resto del trabajo.

- Ah.. Buen... - El viejo colgó antes de que pudiera terminar ese "bueno".

Aquello tal vez podría venirle bien. Probó a ver que era eso que le había puesto en el móvil. Vio que había una nueva aplicación cuyo icono era una mano con los dedos índice y corazón levantados. La abrió, aceptó los términos y condiciones y una vocecilla aguda salió del altavoz.

- ¡Hi! ¡Soy Misha-chan! Tu asistente personal. - Y en la pantalla apareció esto.



Bueno. No era exactamente así, pero es lo más parecido que he encontrado por internet.

A Satsky se le quedó una cara de incredulidad que bien podría haberle dejado arrugas hasta los cincuenta. No se esperaba para nada que al viejo le gustase esas cosas.

- ¡Espero que podamos ser grandes amigas! - gritó su asistente por el altavoz.

- Sí... Seguro. - Y Satsky se guardó el móvil en el bolsillo. Empezando así su camino hacia ciudad Afro.

Y... ¿Qué pasará en el próximo capítulo? ¿Misha-chan y Satsky serán amigas? ¿El gato volverá a aparecer? ¿Volveremos a tener algún capítulo tan aburrido como este? Todo eso y mucho más el domingo que viene. Aquí. En el Absurdo Diario de una Aventurera Mediocre.


Musiquita de regalo.

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