Los malos de una absurda aventura. (Versión para móviles)

Satsky se encontraba sentada en una roca con las piernas cruzadas y las manos en las rodillas. Estaba en paños menores y sobre su espalda estaba cayendo el agua de una cascada con un torrencial no muy fuerte. A su lado estaba un señor viejo en la misma posición pero con los brazos en pose "zen". Él también estaba completamente desnudo y se notaban sus huesos por todas partes (cosa que a Satsky le pasaba al contrario). A entre los dos estaba el bastón que usaba el viejo para poder andar. Ya llevaban allí bastante tiempo, por lo que Satsky se aburría. Después de unos minutos, se decidió a hablar.

- ¿Por qué decías que teníamos que hacer esto?

- Para purificar tu alma. - Le dijo el viejo sin inmutarse con una voz carrasposa.

- Ah... Vale.

A los diez segundos el viejo empezó a emitir un sonido gutural mientras decía "om" alargando mucho la última letra. Satsky ya se estaba hartando de perder así el tiempo. Pero era lo que había.

Cuando entró en la tienda de las pócimas ese viejo dijo que si quería hacer algo importante tenía que purificar su alma. Una cosa trajo a la otra y acabaron así.

- ¿Cuánto tiempo llevamos aquí? - Se aventuró a preguntar ella.

- Cuarenta y tres minutos.

- ¡¿Cuarenta y tres minutos?! - Esto lo gritó mirando al viejo. - ¡Ah. No. Ya está. Hasta aquí hemos llegado!

Se levantó súper indignada, cogió una toalla y su ropa y se fue al probador que había allí al lado.

- Cuarenta y tres minutos, dice. ¡He purificado mi alma a base de aburrimiento!

- ¿No te sientes más liberada? - Le dijo el viejo aun en la cascada

- ¡¿Qué liberación ni que chorrada?! Tengo la espalda reventada.

Y mientras terminaba de vestirse el viejo volvió a hacer el sonido gutural. Satsky, pensaba en él con indignación y ganas de pegarle. ¿Y si acaso era un pervertido que solo quería verla en paños menores? Aunque el viejo había asegurado que era medio ciego y que las gafas que llevaba le estropeaban aun más la visión, eso podría ser solo una mentira. Más le valía ahora tener algo con lo que demostrar que había purificado su alma.

Cuando terminó de vestirse salió del probador y vio que el viejo se había levantado. Ahora llevaba su toalla envuelta en la cintura de manera que parecía los calzones de un luchador de sumo.

- Tengo que contarte una cosa. - Le dijo al viejo al verla ya con toda su indumentaria.

- ¿No me irás a contar una leyenda? Porque si es así ya sería algo demasiado predecible.

El viejo la miró fijamente y después empezó a andar hacía una sala que estaba cerrada a la vista por una túnica.

- Definitivamente eres la elegida. Demasiado lista eres tú. Ven, sígueme.

El viejo tardó un rato pero por fin consiguió llegar a la sala. Allí Satsky vio que el viejo tenía la típica bola de cristal que tenían todas las pitonisas.

- ¿Me vas a leer el futuro? - Le preguntó Satsky.

- ¿El futuro? No. Eso es incierto. Lo que dicen que pueden ver el futuro son unos estafadores. Yo voy a enseñarte otra cosa.

- ¿Y qué es?

- Ya lo verás. Mira la bola.

Ella miró la bola. El viejo comenzó a mover las manos de manera extraña, susurrando algo aun más extraño. Cuando acabó soltó un sonido similar a un ronquido y la bola mostró una imagen soltando un pequeño "pop" en el acto.

- Quiero que te fijes bien en lo que va a pasar - Le advirtió el viejo. - De esto dependerá la aventura en la que te vas a embarcar.

- Vale...

El viejo cogió lo que parecía ser un mando a distancia y puso la bola en "play". La imagen comenzó a moverse.

En la escena se veía una torre de unos quince pisos de altura. Alrededor de este había muchos coches de policía. Uno de ellos, con un megáfono, gritó.

- ¡Salga de una vez si no quiere que la condena sea peor!

- ¡Os he dicho que no! - Dijo una voz por megafonía desde el interior del castillo.

- ¡Que salga le estoy diciendo!

- ¡Obligadme!

El policía bajó el megáfono. Parecía que nada iba a hacer que el individuo que estaba dentro de la torre saliera. Optaron entonces por echar la puerta abajo con un tronco. Cuando lo consiguieron los policías entraron y salieron con un chico de unos 17 años esposado.

- Bymac Van Hormiganium. - Oh, sí. Mi gran nombre. Aquel policía lo pronunciaba a la perfección. No como otros que ya había visto. - Se le acusa de secuestro de un crío y robo de innumerables bienes materiales. Tiene derecho a mantener silencio.

- Oh, gracias por ese derecho. - Dije yo mientras el policía me arrastraba. - Aunque no creo que me vaya a ser necesario.

- Ande y calle. - Dijo el policía con sequedad.

- Oh... Pero no quiero. - Le dije yo en tono burlón.

Entonces el policía agarró de la capa y me gritó mientras me señalaba con el dedo.

- ¡Escuche, Van Hormiganium. Como no se calle ahora juro que haré que el juez lo condene a cadena perpetua. ¿Me ha oído?!

- No creo que eso vaya a ser necesario, señor. - Le dije mientras me soltaba.

- ¿Es que no me ha oído?

- Por supuesto que le he oído. ¿Qué se cree? Es usted el que no escucha.

El policía me miró con cara de estar extrañado y furioso al mismo tiempo. Yo di unos pasos para atrás suya y le dije.

- ¿Creías que iba a dejar que entrarais en mi torre tan fácilmente sin que tuviera un plan?

- ¿Qué?

- ¡Carlitos! ¡Ahora!

La tierra empezó a temblar bajo nuestros pies y la torre empezó a elevarse poco a poco del suelo.

- A ver si aprendéis, queridos policías, que yo siempre tengo un plan.

El policía al contemplar aquella escena cogió su "walkie talkie" y gritó por este.

- ¡Atención a todas las unidades! ¡El acusado se escapa! ¡Repito! ¡El acusado se escapa!

Bajo mis pies se formó una estrella de seis puntas de color negro rodeada de un circulo. Esta se abrió y caí por el agujero mientras una niebla me cubría entero. El policía intentó atraparme pero de dentro de mi cuerpo salió una horrible cara chillando que hizo que se cayera de culo al suelo.

Después de caer por el agujero aparecí en lo alto de mi torre que ya se había despegado del suelo y estaba volando. A mi lado se encontraba Carlitos, un demonio negro con varias bocas rojas que me había llevado hasta allí con su portal. Y al otro lado se materializó el fantasma de una chica completamente blanco. Los que estaban en el suelo miraron como la torre despegaba atónitos ante tal espectáculo mientras yo reía.

- ¡Recordareis este día como el día en el que casi capturáis al malvado Bymac Van Hormiganium!

Y dicha aquella referencia a ciertos ladrones caribeños me reí a carcajadas.

La bola que mostraba mi imagen se apagó y Satsky vio su reflejo en ella.

- ¿Qué era eso? - Dijo ella

- El Malvado Bymac. Alguien que se ha estado dedicando a robar a inocentes. Su última actuación fue secuestrar un crío, pero sus tíos lo rescataron.

- ¿Y por qué me enseñas esto?

- Te voy a dar una misión. Satsky, debes ir a por el malvado Bymac y detenerlo.

- ¿Y cómo voy a hacerlo?

El viejo se levantó y dirigió a Satsky hacia otra sala.

- ¿Has visto ese portal por el que Bymac a escapado? - Le preguntó el viejo.

- Sí

- Pues eso es magia de demonio. Por suerte, yo también se hacerlos. Así que te llevaré gracias estos a donde sea que vaya Bymac para que puedas detenerlo de una vez por todas.





Y aquí acaba el capítulo de esta semana. ¿Conseguirá Satsky pararme los pies? Espero que no. Es igual. Vuelve por aquí el próximo domingo si quieres saber a donde irá Satsky en su recién estrenada aventura.



Foto de Papadaman de regalo.

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